Amor moderno y nuevas tecnologías

Internet ha transformado nuestras vidas hasta el punto de cambiar los primeros pasos de muchas relaciones. Y es que la “forma de ligar” es completamente distinta a la de hace unos años, ahora muchas de las parejas…

¿Qué desafíos vemos en el amor moderno? ¿Y dónde estamos en este viaje? La calidad de nuestras relaciones marca la calidad de nuestras vidas, dice Esther Perel, y ciertamente hoy día la tecnología ha cambiado la forma como se construyen, se desarrollan y se mantienen las relaciones amorosas.

El amor de pareja es de por sí un tema difícil y controversial, pero más en estos tiempos con el uso excesivo de las herramientas tecnológicas que disponemos, y que bajo este  escenario han cambiado “los parámetros de comunicación” en general: las esperas y las respuestas, las expectativas y las fantasías, pero también los deseos.

Hasta que la tecnología nos separe…

Internet ha transformado nuestras vidas hasta el punto de cambiar los primeros pasos de muchas relaciones. Y es que la “forma de ligar” es completamente distinta a la de hace unos años, ahora muchas de las parejas establecidas en los últimos cinco años se han conocido en Internet, y sobre todo en este último año y medio que la pandemia nos ha puesto más aún en este escenario.

Hace aproximadamente diez años también existían muchas páginas de contactos en la red, pero el uso social de Internet no estaba tan extendido y las parejas que se conocían por ese medio muchas veces no lo comunicaban, se avergonzaban de ello como si el haber utilizado la computadora para encontrar pareja quitase importancia a la relación o fuese algo que sólo las personas particularmente “asociales” podían hacer.

Actualmente es algo normal, se admite con naturalidad y, de hecho, es la forma más habitual de buscar pareja. La ventaja es que podemos exponer con sinceridad qué es lo que buscamos exactamente en otra persona y qué podemos ofrecer. También podemos seleccionar con quién queremos hablar, y con quién queremos ir un paso más allá y conocernos en la vida real tras intercambiar varias conversaciones.

El caso es que Internet ha abierto las puertas a que conozcamos a gente de todo el mundo. Encontrar pareja ya no está limitado a nuestra ciudad o a nuestras redes habituales, sino que ahora mismo podemos hablar con alguien en el otro lado del globo con quien compartamos intereses. No hay límites de distancia, tiempo, horarios, etc.

Ya no es extraño ver relaciones que sobreviven a miles de kilómetros de distancia gracias a diferentes herramientas de la tecnología moderna de hoy. La tecnología se convierte en el “principal aliado” de las parejas que por diferentes motivos deben vivir separados. Usando métodos tecnológicos es posible que la relación se mantenga: pueden hablar, enviar mensajes, fotos y videos y hacer videoconferencias, que amplían la posibilidad de conocer personas con los mismos gustos de manera más rápida e inmediata.

Los solteros y divorciados que buscan una nueva oportunidad también apuestan a la web para buscar el amor: “Encontrar amor con sólo un clic”.

Sin embargo, una de las grandes desventajas es que es tan fácil encontrar pareja como alguien con quién ser infiel, ya que se pueden utilizar exactamente los mismos medios para conocer a alguien fuera de la relación. Además, la red ofrece páginas con ese objetivo específico, en las que incluso se proporcionan coartadas como facturas de hotel y viajes para aportar a la pareja.

No todo es tan sencillo porque si encontrar amante está al alcance de la mano, también lo está el pillarlo. Estamos expuestos de mil formas y localizables en todo momento, de hecho, la forma más habitual de enterarse de una infidelidad es a través del móvil de la pareja, seguida del uso de las redes sociales.

Las redes sociales son la pesadilla del celoso que observa desde su pantalla cómo su pareja se relaciona con otras personas. ¿Quién es ese hombre que no conozco y parece gustarle tanto las fotos de mi chica? Situaciones como éstas se dan a diario y son pruebas de fuego para las parejas y los celos.

Lo controversial es que actualmente los usuarios de redes sociales utilizan diferentes estrategias de atracción que sólo pueden ser usadas en el panorama digital: está quien pone una foto sugestiva, la que habla de sus gustos y preferencias, o personas que utilizan un lenguaje encantador. Hay perfiles de Facebook que están hechos para atraer a alguien y ésta es otra manera en la cual la tecnología permite evidenciar esa expresión humana de atraer al otro, los propios jóvenes definen a esta plataforma como un “catálogo online” de personas, donde con una mirada rápida al perfil, uno puede hacerse la idea de cómo es el otro.

Sin embargo, también existen rupturas por redes, ya que éstas permiten un coqueteo masivo, o que se presenten fenómenos como el sexting (envío de mensajes con contenido sexual). El famosísimo “me dejó en seen”, tan sonado ahora en los jóvenes, y que ocurre cuando al sostener una conversación vía texto, uno de los dos no contesta un mensaje que “ha sido visto”.

Un reciente estudio reveló que WhatsApp y Facebook provocaron 28 millones de rupturas de parejas por motivos de celos, infundados o no, sospechas, sesiones de vigilancia extrema que incomodan y crean discusiones, e incomunicaciones derivadas del doble check del WhatsApp, que significa que el mensaje fue recibido, y no precisamente leído como muchos aún creen.

Además de esto, otros daños no relacionados con temas pasionales son la ansiedad y adicción de las que la tecnología puede hacer víctima a una persona, provocando la ira y frustración de su compañero o compañera emocional, que termina por abandonar la relación.

En resumen, hay un bombardeo con mucha información a la que antes no se tenía acceso y que origina a su vez que se pierda gran parte de la privacidad.

Los jóvenes se están mal acostumbrando a la comodidad de las innovaciones tecnológicas en las redes, donde “las reglas no son tan claras”, no se sabe la intención con la que se dice algo, no entendemos implicaciones y consecuencias, al chatear, se facilita la comunicación, sin embargo, con la misma facilidad termina.

Siempre es mejor un besito que un tuit

Otro fenómeno del amor moderno es que los jóvenes buscan menos lazos afectivos o comprometidos y prefieren mantener un elemento de mayor libertad en sus relaciones, como el concepto “amigos con derechos” que significa: “No soy tu novio, no soy tu novia, pero salimos, podemos pasar más rato juntos y tener un mayor grado de intimidad, pero simplemente hasta ahí, sólo somos amigos”.

El tiempo de conexión también impacta en la pareja, ya sea porque uno de ellos pasa demasiado rato con el celular o la tableta, o porque ambos lo hacen. Así se acorta el tiempo dedicado a la relación.

Muchas veces los dispositivos “generan celos en la pareja, como si fuera un tercero”, ya que la persona compite por el tiempo que su compañero le dedica a un aparato (y lo que viene dentro de éste).

Y a la vez paradojas como los videos de YouTube que intentan llamar la atención sobre unos de los problemas más graves de la conexión tecnológica: la desconexión humana.

Cada pareja tiene que encontrar sus tiempos de conexión y desconexión

La frecuencia con que las parejas tienen relaciones sexuales también se ha visto afectada por la tecnología, ha disminuido con el paso de los años a causa de los temas laborales y económicos, pero también en gran medida por las nuevas tecnologías. “Muchos llevan sus tabletas y smartphones a la cama para responder correos de trabajo o personales” y para revisar su cuenta de Facebook o Twitter. Esto les impide tener una vida sexual activa.

Ante este panorama, los psicólogos y sexólogos recomiendan establecer ciertas reglas. Una de ellas es apagar los aparatos al desayuno, en la comida y la cena.

Las relaciones a distancia 

Actualmente tenemos veinte veces más contacto con nuestra pareja a lo largo del día de la que podían tener nuestros padres, y las opciones son infinitas. De hecho, nos parece lo normal y si no supiésemos nada del otro en varias horas… ¡hasta nos preocuparíamos! Ahora mismo parece imposible desaparecer.

1. Es más fácil dañar la relación. El tipo de relaciones a distancia genera más los malos entendidos que si se fuera directamente en persona. Recuerda, el lenguaje no verbal representa el 40% de la comunicación humana. Si no está presente el mensaje que se desea expresar puede que no llegue con claridad.

2. Genera preocupación. Si demoras mucho tiempo en contestar un mensaje la otra persona experimentará ansiedad y temor, ya que muy difícilmente pensará que la razón por la que no respondes se encuentra en que estás ocupado.

 3. Ventaja, es más fácil abrir tu corazón. Para muchas parejas es más fácil abrirse a una plática online; donde no necesitan “dar la cara”. Esto les permite expresar sus emociones sin temor a ser rechazados.

Dicho todo esto, parece que no hay lugar a dudas de que, ciertamente, la tecnología daña las relaciones de pareja.

Como en tantas otras situaciones en que la tecnología aparece como villana, es importante saber que los aparatos e internet no hacen nada por sí mismos. Los daños y beneficios dependen de quienes los usen.